Dónde está el espejo roto que tanto hacías por mirarte,
¿acaso estás esperando a que aparezca tu reflejo por algún
lado?
No entiendo cuánto más quieres bajo tus manos,
estás apunto de cortarte entre el tiempo y la vida.
Si tan desesperada estás por los gritos del pasado,
si tanto quieres dejar de ser para seguir siendo la sombra
de ti,
si tan mimada te crees por la melancolía de tu olvido,
si tan fiel le eres a la musa del mundo vacío,
sigue, sigue buscando el reflejo de ti en tus cristales
rotos.
Y verás, y verás cuánto dolor saldrá de tus yagas vagabundas,
porque, bendita, no encontrarás el consuelo en la tumba
ajena.
Ahora, si el momento fuese el opuesto al que tu ojos miran,
dejaría que el olvido te abandonase para abrazarte de nuevo.
De verdad, cúrate de penas amargas y de roturas
blanquecinas,
porque la sangre ya no te alarma, y si no te alarma, y si no
te mata, y si no te desgarra,
entonces ya no sé qué será de tu boca rota ni de tus ojos
expuestos.